Una punzada de dolor me atraviesa esta noche.
No preguntes.
Ni yo mismo lo entiendo.
El llanto me atenaza.
Porque?
Mi vida se para.
Aquí está otra vez.
Con su misma cara de siempre.
Ríe, goza la escena.
Maldita soledad.
Rodeado de gente e ignorando el mundo.
Siempre la duda.
Siempre la indecisión.
Envidia malsana de la seguridad ajena.
Miedo al ridículo constante.
Odio mi condición.
Acaricio mi inexistencia y siento alivio.
Cobardía innata.
Miedo a enfrentarme a mis sentidos.
Mantengo el infortunio de la esperanza.
Nada ha de volver.
Opaco cristal que me ciega.
Camino ciego y busco guía.
Siento alivio en tu mirada.
Fugaz pero sincera.
Limpia.
Siento paz en tus palabras.
Pero miedo a mi respuesta.
Pavor a tu pérdida sin haberte ganado.
No soy capaz de seguir.
Desdeño mi vergüenza.
Solo anhelo el calor de una mirada.
Solo un roce de tus ojos.
Quizás solo una sonrisa.
Pero seguiré esperando.
Te seguiré viendo en mis sueños.
Seguiré anhelando un soplo de tu fuerza.
Un soplo de tu vida que engarce la mía.
Seguiré esperando como siempre.
Esperando que me mires.
Esperando que un día me veas.
Cuatro tenores de los charcos
Hace 10 meses